Durante 35 años, Joan Pett y Shelley Hoeg han prestado cuidados compasivos y vitales a la comunidad en el Hospital Markham Stouffville (MSH) Oak Valley Health. Ambas fueron las primeras enfermeras contratadas cuando el hospital abrió sus puertas en 1990.
"Empezamos poco a poco y todo el mundo se conocía", recuerda Shelley, cuya relación con el MSH se remonta aún más atrás. Al crecer en Stouffville, Shelley era vecina de Arthur Latcham, el filántropo que donó los terrenos sobre los que se construyó el hospital.
Joan, que se confiesa una "chica Markham", siempre supo que seguiría un camino que dejara brillar sus instintos de enfermera. "Al salir de la escuela, pensé que iba a ser profesora o enfermera, y elegí la enfermería. Siempre he querido ayudar a la gente", explica.
Joan describe su trabajo diario en el equipo de Servicios Quirúrgicos como polifacético. "En el quirófano, puedes ser enfermera quirúrgica o enfermera circulante. Yo tengo lo mejor de ambos mundos", dice. "Es agradable conocer la historia de mi paciente y desarrollar una relación de confianza en poco tiempo".
Ayudar a los pacientes pediátricos a sentirse cómodos antes de la operación es un aspecto especialmente gratificante del trabajo de Joan. "Algo que disfruto con los niños es ayudarles a elegir un olor para la mascarilla y a elegir algo para ver en los iPads", dice Joan.
Con la jubilación en el horizonte, Joan reflexiona sobre el sentido de familia que ha definido su tiempo en MSH. "He crecido aquí durante toda mi carrera", comenta. "Todo el mundo me ha tratado con justicia y me ha apoyado en la evolución de mi carrera de enfermería. Y yo intento hacer lo mismo con los demás".
Al igual que Joan, Shelley ha dedicado décadas de servicio a un área concreta de atención en MSH: la Clínica de Oncología. La clínica, que empezó con un solo médico y dos enfermeras, cuenta ahora con un equipo de ocho médicos, 12 enfermeras y tres enfermeras especializadas. "Es más que un lugar de trabajo, es una comunidad en la que se valora cada función y todos contribuyen a una visión compartida", comenta Shelley.
En la Clínica de Oncología, Shelley atiende a pacientes sometidos a tratamientos oncológicos sistémicos y los instruye en el manejo de los síntomas. Destaca los profundos vínculos personales que establece con sus pacientes en el Centro Oncológico, durante el tratamiento y después. "Nos traen comida casera y golosinas, y algunos vuelven años después para darnos las gracias. Algunos incluso han vuelto como voluntarios", dice.
Tanto Shelley como Joan atribuyen el éxito pasado y el crecimiento futuro del MSH a su solidaria comunidad de donantes, que ha contribuido a financiar proyectos de ampliación y tecnología punta en sus departamentos asistenciales. "Tenemos mucha suerte de contar con un hospital aquí para atender a nuestra comunidad y a nuestros seres queridos cerca de casa", afirma Shelley.
"Destacamos como líderes en la comunidad médica", añade Joan con orgullo. "Para mantener la acreditación, dependemos de las donaciones".
Ambas enfermeras están agradecidas por haber sido nombradas Héroes de MSH, un reconocimiento que aceptan con modestia. "No me considero una heroína", dice Joan. "A veces te preguntas si la gente se da cuenta de lo que haces, y es bonito que te reconozcan. Es como la guinda del pastel".
"Muchos de mis colegas también merecen un reconocimiento. Simplemente, muchas gracias por este honor", concluye Shelley amablemente.